22.11.06

sabor a la upi, versión dietética (sin calorías, sodio o cafeína)



por primera vez en muchos años, me encuentro, o sorprendo, a mi mismo extrañando mi país natal. su gente tiene un algo que ningún gringo podrá tener, por más que intente. sentido del humor, vida, vibra; la gente sandunguera de mi país sandunguero son un placer. los gringos son sólo eso, gringos.

uno de los lugares que me encuentro/sorprendo extrañando de mi isla frecuentemente es la universidad. un lugar, que como dijo alguna vez sara, todo espacio de concreto que puede estar cubierto de graffiti efectivamente lo esta. la universidad de teatro cerrado que forzaba a los estudiantes de artes dramáticas a ingeniárselas con obras fabulosas a la intemperie, mientras acogía en su seno a todo aquel que quisiera fumarse “un alguito” entre clase y clase. la facultad de leyes donde solía estudiar interminablemente entre sesiones de besos desenfrenados con el novio de turno. el bacalao guisao’ que me tortura por las noches en el medio del midwest porque no soy capaz de recrearlo. los amigos de la facultad de ciencias naturales. el laboratorio de física-química. la upi, la upi.

con estas postales en mi memoria camino todas las mañanas a mi nueva universidad, aunque no es tan nueva. es nueva comparada con la upi, ya que probablemente fui concebido en la upi de todas formas. la nueva universidad con gárgolas que me vigilan a cada paso y remanentes de la primera bomba atómica. la nueva universidad dónde los fantasmas de ganadores de premios nóbel le cargan los infinitos libros a sus estudiantes graduados, y nos sonríen de lejos para darnos aliento.

entre experimento y experimento, o esperando el microscopio, me voy a dar vueltas esperando encontrar a la upi de una forma u otra. me he encontrado con las cosas más tristes en mi vida: graffitis diminutos que simplemente marcan el territorio de alguna ganga doméstica, estudiantes subgraduados con el sentido del humor más paupérrimo que he conocido, socialistas que te dan un panfleto en total silencio.

lo que más me duele son los socialistas, que no tienen el sabor latino del socialismo. ¿a quién se le ocurre que puede lograr algún cambio con un papelito diminuto, que dice en letras bien pequeñitas, “bush is a fascist”? no me digas. querido, no se necesita ser un genio para saber eso. me hacen falta los socialistas de la upi, que atacaban verbal y físicamente a los militares, les llamaban lechones, te sacaban del salón de clases a fuerza, y si no te querías ir te encerraban. me recuerdo jugando a ana frank en el laboratorio de físico química porque tenía un experimento a punto de caramelo y no quería que me lo dañaran.

y sigo dando tumbones por toda la universidad buscando a alguien que entienda, o que me entienda. y le trato de explicar a un socialista que tiene que ser más proactivo si es de verdad socialista, pero se me queda mirando extrañamente porque no entiende como un no-socialista le puede estar dando instrucciones de cómo llevar su ideal (aunque mis sugerencias son del todo lógicas). mis oídos buscan música y pachanga; mi nariz extraña el olor a marihuana. mis ojos se decepcionan por la falta de tetas, estómagos y culitos que tanto se asoman en las chicas de la upi. no hay macharranes con barba, boina, cigarrillo y falta de baño que me quiten el sueño.

cuando regrese a la isla, me verán en la upi respirando ese aire, festejando mis ojos, aplaudiendo verdadera vibra, verdadero son.

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