ya no tengo amigos

"i don't have any gay friends because they always want to sleep with me"
-cristóbal, explicando a un novio de la no tan antigüa antigüedad porque no tiene amigos.

el título de esta entrada refleja una revelación dramática que experimenté el domingo. dramática porque hasta yo se que no es verdad; todavía me quedan algunos amigos. tengo a la milagros en nueva york, y milagros, si estás leyendo esto, te llamo esta noche. tengo a la ría en un town en el medio de la nada, un town cerca de la ciudad del viento, donde resido. sin embargo, ría está más lejos de lo que estaba acostumbrado: en el pasado bastaba con caminar de la facultad de ciencias naturales a la facultad de humanidades para encontrármela leyendo en una esquina o mirando lujuriosamente a algún estudiante / profesor. ahora ría esta a cuatro horas en tren, y hay hasta que cruzar la frontera entre ser cosmopolita a ser suburbano. mi otro amigo es diego, pero tengo que aceptar que diego y yo siempre hemos tenido una relación un tanto disfuncional, y que somos personas bien distintas. sin embargo, el es el que siempre contesta el teléfono.

me doy cuenta que mi falta de amigos se debe a dos razones. primeramente, soy un bipolar que cambia de opinión sobre la gente que conoce constantemente. evidencia de esto es mi reciente estado mental, en el cual odio a todos mis colegas de investigación, aunque me resultaban relativamente simpáticos (con algunas reservas, claro, porque los científicos son gente aburrida) en el pasado. el otro problema es mi incapacidad de mantenerme en contacto con mis amigos que están en otros países o estados, que en este momento son muchísimos. y es así que me arrastro de día y de noche, loco por hablar con alguien nuevo que me entienda y que yo pueda entender.

uno de mis nuevos parámetros, o deseos, es encontrar amigos gay. me gustaría poder hablar de cosas gay con alguien que en verdad entienda, porque por más liberal que alguien sea una persona heterosexual no lo entiende todo. además, de esta forma expando mi universo y conozco a otras personas a través del amigo original.

es de esta forma que me uní al grupo de chicos gay de mi universidad. no esperaba mucho, pero tal vez encontraría nuevos amigos en este lugar. mi primera reunión con este grupo fue un desastre. en primer lugar, todos (y recalco todos) son bastante feitos. o feos, sin el diminutivo. debí haberlo esperado, considerando que mi uni no se distingue por tener estudiantes atractivos, sino estudiantes genios que no se bañan. a mi no me gusta relacionarme con gente fea, en ninguna instancia social. se que suena, y es, bastante superficial. pero no lo puedo evitar-la gente fea es fea y punto. no quiero ser asociado con gente fea, porque yo no soy feo.

tampoco ayuda mucho a mi causa que un chico que me dejó plantado hace más de un año asistió a la reunión. pero de eso no quiero hablar, porque todavía me duele. lo único que quiero decir es que me alegra haberlo visto, puesto que el año en que no nos hemos visto lo ha deteriorado mucho.

lo peor del caso es que me uní al grupo buscando hombres interesantes, letrados, con los que pudiera formar una amistad. sin embargo, me encontré con un club de solteros desesperados. . esos hombres querían acostarse con algún hombre que decía presente, o quejarse de lo mal que le va por ser gay, o ambas. resulta interesante la dinámica que tenían: era todo sobre encontrar a un hombre que te tuviera pena y te hiciera el favor. yo no necesito favores; mi mengano me mantiene feliz y ocupado, ocupado y feliz. todos se me quedaron mirando; hablamos un poco de nuestra experiencia de ser gay, y de inmediato ya estaban planificando ir a una barra para buscar víctimas.

y me fui, para nunca más volver.

dos meses después, he visto a algunos de los feos por ahí; ya sea en la universidad o en el vecindario alrededor. la mayoría siempre tienen la misma pegunta: por qué dejaste de ir a las reuniones. no se cómo decirles que los encontré aburridos, y claro, feos también. no encontré a nadie con quien quisiera ser amigo.

me he dado por vencido. terminé siendo como mi padre: un hombre que no tiene amigos de verdad, sólo colegas con los que habla constantemente. no confundan eso con amistad, porque al igual que mi padre, en el fondo no los soporto. no quiero ir a sus fiestas, no quiero hablar con ellos más de lo necesario, no quiero tener que compartir mi oxígeno con ellos más de lo estipulado por las leyes de la etiqueta social.

si alguien que lee esto le gusta leer a pessoa y saramago, ir de compras sin tener que escribir tesis doctorales de lo que compramos, tomar café e ir al museo, saben dónde encontrarme. por favor, vengan equipados con su propio tanque de oxígeno, y no, no voy a tener relaciones sexuales con ustedes.