25.4.06

la secundaria (5 años después)



recientemente fui localizado por el “comité reunión de cinco años” de mi clase graduanda de secundaria. cómo lo hicieron, no lo se. creo que están utilizando satélites, complementados por el servicio de carpeteo’ del FBI. el punto es que fui localizado en el medio de otro país, y eso me da miedo.

una vez localizado, una jovencita que apenas recuerdo me dejó un mensaje en mi celular. me saludó con el entusiasmo fingido que usaría alguien que me ve todos los días. apeló a mi memoria con alguna historia de la prehistoria, y luego solicitó veinte dólares para asegurar el éxito de la festividad que nos reuniría (finalmente). esta módica donación sería utilizada para costear los gastos del local (algún club de leones demacrado en el medio de la nada), los entremeses (limoncillo con sandwiches de mezcla -estamos recordando la “high”), y la música (anthony “ese muchacho canta precioso” y algún dj con el trá, trá). borré el mensaje de inmediato.

no tengo muchos recuerdos gratos de la secundaria. fui un niño callado y obediente hasta que mis salidas (o lo que la gente decía de ellas) pasaron del cine a accidentes automovilísticos en san juan. mi forma de beber y fumar (sin mesura), de comer (inexistente), combinadas con las escapadas sexuales de mis amigos (que quede claro, yo no, que yo era un santo) me convirtieron en una celebridad tipo b de la noche a la mañana, o de décimo a undécimo grado, debería decir.

la llamada de esta extraña joven (a la que todavía no reconozco) me forzó a pensar en esos años. quitando las telarañas de mi memoria, pude encontrar estas memorias. son tan sólo fotos y recuerdos.

de séptimo grado no recuerdo mucho. era gordito y feo, y después de muchos años de terapia, he podido borrar la mayoría de las memorias. no mucha gente me hablaba. ría, que desde ese entonces era una loca, era de las pocas personas que me dirigía la palabra, y no para burlarse de mí. el séptimo grado también marcó mi primer encuentro con la anorexia nervosa; todavía nos vemos de vez en cuando.

a octavo grado llegué con dos amigas, no tan populares en ese entonces: anorexia y bulimia. estas chicas, que las querré por siempre, finalmente me introdujeron a la alta sociedad. sin embargo, todavía seguía siendo un genio matemático y científico, así que algunas personas tenían sus serias reservas. me dejé crecer el pelo en un esfuerzo de ser surfer, cuando ni tan siquiera sé nadar. pinté pancartas para los torneos y me guillé de artista. además, tenía todos los tennis airwalk de la faz de la tierra. era un chico pseudo popular, con algunos amigos y delgadito. no se qué más podría haber pedido.

noveno grado eran los quinceañeros, y tuve mi primer traje. era bastante feíto ahora que lo recuerdo, pero en ese entonces era bastante impresionante. de décimo grado no recuerdo mucho, sino que la maestra de historia de octavo grado se cayó frente a todos y se levantó y salió corriendo, llorando. que inmadura. esa pendeja también le dijo a ría que no se me podía sentar en la falda, que yo era “varón” y ella “hembra”. parece que también éramos animales.

en undécimo fue que empecé a dar candela. el enano tenía carro, y me escapaba de mi casa a conciertos de “reggae roots”, a beber, fumar pasto, joder por ahí. me hice amigos de todos los mafuteros, para la preocupación del corrillo de monjas que eran mis maestras en las clases avanzadas. anorexia volvió con “full blast”. y estaba feliz, al garete y sin más responsabilidades que sacar A en las clases más fáciles del mundo y enorgullecer a mis padres cuando salíamos juntos. aún así, era bueno. todos mis colegas y amigos andaban por ahí chichando, hasta nenas cogían por el culo. yo no, yo le guardaba mi virginidad a la mujer de mi vida (¿o era que no sabía si era gay o no?). la maestra de religión de ese grado, en un esfuerzo por controlar las hormonas de todos, fundó el club de la virginidad. en ese entonces también era amigo de milagros, la chica san juan / ya fui a europa / me he tirado a todos los nenes de san ignacio. ella era, y sigue siendo, súper cool. se hizo novia de mi amigo el orejón, vicente. y follaban como conejos, tanto que milagros se puso flaquísima.

cuarto año está más o menos fresco en mi memoria. me recuerdo comiéndome una manzana de almuerzo, junto a ría y a milagros. En ese entonces ría no usaba ropa interior debajo de su falda colegial en un intento de seducir al hombre más feo de la historia, martín. Eso sí, usaba bras de victoria’s secret (que se le veían porque se abotonaba la camisa en el cuarto o quinto botón) para seducir al maestro de literatura contemporánea, que en aquel entonces era un papisongo y ahora es un mentecato. milagros continuamente se cuestionaba porque el orejón ahora salía con una tocaya virgen. también nos acompañaba otra amiga que solía ser divertidísima (sarcástica, honesta y guapísima) que la universidad homogenizó en una vendedora de mahones de diseñador. su novio (o su recuerdo) todavía me hace temblar las rodillas. este chico creía que los pepinillos nacían en envases con solución salina, hasta que vio un pepinillo fresco en mi ensalada. me robó uno y nos dijo que prefería los otros.

en esos días tuve mi primer beso con un hombre, un universitario llamado vier. me besó detrás del centro de la uni, y ahí lo supe: soy maricón. cerré la secundaria con broche de oro-una nueva orientación sexual, algunos amigos, y todavía era delgado.

con tantas historias, debería ir a la súper reunión. tengo algunas cosas a mi favor: escuela graduada, gran novio, estoy en el mismo peso del final de la secundaria (con muchas subidas y bajadas en el interín). ría debería ir conmigo: cada día está más guapa (e inteligente) y tiene un novio (amante, perdón) que está increíble. milagros vive la vida de ricos y famosos en nueva york. pero no funciona así -las chicas del clan no están casadas ni tienen hijos- son unas perdidas, solitarias almas.

no voy porque se que la gente me va a tener pena, y yo no le tengo pena a nadie, ni a mí mismo. así que les exhorto a las chicas una reunión en la ciudad del viento, o la ciudad que nunca duerme, para jangueos incesantes con muchas compras y buen vino. lamentablemente, la ciudad donde el sur se dobla no es una opción; no me interesa que la inquisición persiga a estas tres putas. ¿qué me dicen?

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