18.4.07

agüela

todo empezó el sábado pasado. me encontraba degustando un pedazo de carne casi cruda con el mengano cuando empecé a llorar en la memoria de mi abuela difunta. las lágrimas se me salían solas, sin forzarlas, en el medio de una barra llena de gringos y gringas dispuestos a tomar y pasarla bien. pensé que sería pasadero pero al rato me tuve que excusar y llevar mi miserable trasero al baño, donde me tomó quince minutos calmarme.

mama bel murió hace cuatro años de un cáncer que se la comió lentamente por casi una década. todo empezó con el común quiste en un seno, como tantas mujeres. fast forward de diez años y estoy en un hospital tomándola de la mano, viéndola morir y tratando de aguantar las ganas de decirle que no se me muriera, por favor. su muerte fue una de esas noticias que todos esperan y que nadie está listo para recibir.

recuerdo que regresé ala universidad el día después de su funeral para encontrarme con mi profesor gringo de física que no me creyó la pérdida de mi familia hasta que le enseñé una copia del obituario. y no lo culpo, puesto que me puedo imaginar cuántas veces los ilusos de la universidad de ilusos a la que asistí usaban esa excusa para evitar un examen de las tres leyes de newton, que ni tan difíciles están en primer lugar.

siguiendo mi modus operandi de aquel entonces, puse todas las memorias en la parte de atrás de mi cerebro y seguí sin pensarlo mucho.

todos los sistemas fallan en algún momento, el sábado pasado para ser específicos.

el mengano se asustó cuando empecé a llorar, otra vez, horas más tarde. todo lo engavetado se salió de sitio, y no sabía que hacer más que estar triste.

mama bel tuvo una vida, que en muchas instancias, estuvo de pinga. separada de sus hermanos y hermanas al nacer, como era tan común en su época, su abuelo rico la crío. fe de errata: la esposa de su abuelo rico la crío. cuando ella murió, el abuelo, como todos los hombres buenos para nada que hay en el mundo, convirtió la casa en su burdel personal y sacó a mi abuela de patitas a la calle. mi abuela tenía doce años. fue en este momento que se reencontró con su hermana gemela, una mujer que era la amplificación de todos los problemas de mi abuela. ana, su hermana gemela, fue criada en la ciudad en una casa donde la trataban como basura. que coincidencia.

eventualmente mi abuela se mudó con su hermana mayor, que se convirtió en su madre básicamente. mama bel se graduó de sastrería y costura, y como todas las chicas de su edad, se ponía la faja, las medias y el fijador de pelo todas las mañanas antes de ir a trabajar en una fábrica de lencería.

este es para mi el momento donde la cosa se pone fea de verdad. mi abuela conoció a un joven por el nombre de ramón. guapo por demás, con su pelo como carlos gardel, buen bailarín y en verdad no se que más le vio. demás está decir que ramón se fue a la guerra y se casó con mi abuela cuando regresó.

ramón es mi abuelo, más nunca lo he soportado.

ramón era y es un alcohólico insoportable que trató a mi abuela, mi madre y mi tía y tío como basura nuclear. mi madre me cuenta que ella se acostaba a dormir antes de que el llegara, forzándose a dormir más de catorce horas al día con tal de no toparse con el. mami también me cuenta que fue cuando ramón y abuela habían estado casados por diez años que mama bel tuvo lo que sería su primer trastorno psicológico.

mama bel era profundamente religiosa, y a la vez, profundamente infeliz en su matrimonio. los sacerdotes, por supuesto, le decían que ella tenía que salvar su matrimonio y dar la otra mejilla. y fue así que mi abuela, entre la indecisión de lo que dios quiere y lo que yo necesito, se tostó por primera vez. mi abuela se tostó porque estaba tan preocupada de lo que los demás pensarán que se paralizó.

here we lie on the couch battling the same demons, not coincidentially.

después de veinte años, mama bel se divorcio de ramón. ramón se mudo con una de sus tantas amantes a la ciudad que nunca duerme, y abuela, como me dijo alguna vez, comenzó su vida a los cuarenta años. sólo había un problema: después de tanto tiempo, ella se dio cuenta que amaba a ramón, por más cabrón que fuera.

fue de esta forma que mi abuela le cobró una millonada a medicare en su visita semanal al psiquiatra. recuerdo de pequeño vestirme bien y acompañarla. almorzábamos fuerte y tomábamos un taxi desde su casa hasta la oficina del doctor. recuerdo la oficina como cualquier otra oficina de doctor en la isla: decoración pasada de moda, secretaria rubia platina, bolígrafos con nombres de comprimidos que alivian inbalances químicos. salía en una hora, tomábamos el taxi sin decir palabra. siempre que la miraba la encontraba serena, más con algo por dentro que la molestaba.

ramón eventualmente regresó a la isla, viejo pero con las mismas malas manías. y mi abuela y el comenzaron una relación muy parecida a un matrimonio donde cada cual tiene su propia casa. y otra vez mi abuela se tostó porque pensaba, y probablemente tenía razón, que todos decían que era una tonta por volver a aceptar al hombre de que se había divorciado hace veinte años.

here we lie on the couch battling the same demons, not coincidentially.

y recuerdo visitarla una vez en la institución cuando me tomó de la mano y me dijo: “no estoy loca. no entiendo muchas cosas sobre mi y el mundo, y se me está acabando el tiempo.”

here we lie on the couch battling the same demons, not coincidentially.

mama bel siempre notó las similitudes entre los dos, que hoy me duelen más que nunca. y yo, desde que tengo quince, vivo esperando la primera vez que lo pierda de verdad, o en buen castellano, que me tueste.

como dos días antes de morir, mi abuela no podia hablar. se comunicaba escribiendo en una libreta, dicho cuaderno todavía ronda por mi casa. lleno de comentarios sueltos, como “la chata”, “tres comidas y tres meriendas” (un chiste que buscaba burlarse del sobrepeso de una de las enfermeras que la atendía, dirigido a mi tía que es dietista), “que fea estoy” y “esas rosas de floristería barata apestan” dicha libreta debería ser publicada como un cadaver exquisito surrealista. la libreta tiene una página a la que le falta un pedazo de papel, donde mama bel me escribió “eres fuerte e inteligente. no cometas los mismo errores que yo”. guardo ese papel como un tesoro, junto a una nota de cumpleaños en que ría me deseaba felicidades en todos los cumpleaños míos que creía que se iba a perder. todavía no se ha perdido ninguno.

me pregunto si mama bel aprobaría de mi vida, si estaría orgullosa de mí. me encantaría sentirla cerca, percibir su presencia, pero a mi lo de lo sobrenatural nunca se me ha dado.

agüela, donde quiera que estés, espero que hayas encontrado paz, que era lo único que querías. y espero, sobretodo, que te entiendas un poco más, o que tal vez puedas ver el mundo de un ángulo distinto. si te sobra tiempo, envíame una señal que me guíe, que falta tremenda que me hace. te extraño muchísimo.

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3 Comments:

At 12:41 p. m., Blogger Ria said...

lloré

 
At 8:46 p. m., Blogger Ria said...

se lo leí a mi mamá y lloró

 
At 10:49 a. m., Blogger Mara Pastor said...

a mi me pasó lo mismo, lloré un año después la muerte de mi abuela española. así son los lutos, inesperados y efímeros, como un pedazo de carne (o de tumba) en el paladar.

 

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