22.6.08

a falta de fotos, me tengo que imaginar a ana sal



nunca he visto a ana sal, pero eso es una mentira. he visto versiones anteriores de la versión presente, modelos antiguos que de seguro tienen características y funciones similares al modelo actual. pero a ana sal, la versión de este presente, nunca la he conocido. conocido en persona, porque conozco, de manera limitada, quién es por los textos que escribe y las cartas que me llegan, cuando menos las espero.

la última carta de ana sal es la más preciosa, porque no era carta. eran notas incoherentes, un texto sin mucho sentido, pero rico en interpretaciones si tomabas las líneas una por una. cada letra, cada palabra, era como un grito de una solitaria peca de las tantas en su rostro. cada punto es un suspiro que lanzó al aire en su cuarto con balcón, frío y probablemente con el piso húmedo por secar ropa al aire del invierno, que nunca seca en verdad.

hace algún tiempo me llegaron unas fotos de ana sal on a holiday, expresión que me encanta porque significa tomar vacaciones de una forma muy lujosa. en su holiday ana sal visitó lugares preciosos, y se le ve sonriendo en muchas fotos. ahora ana sal no sonríe. no hay mueca que haga que le deje ver los dientes, que le achine los ojos, que le estire los pómulos. pero eso tal vez no sea verdad, puesto que yo no veo a ana sal. vivimos a leguas de distancia, en dos mundos distintos pero de alguna forma paralelos, que se encuentran en horas disparejas y momentos inoportunos a través de una señal digital que sin falla, falla.

no le he viso la cara a ana sal desde hace más de un año. hoy recordé los últimos días que pasamos juntos antes de su partida: el calor intenso, unas zapatillas deportivas nuevas porque las viejas tenían un agujero en la suela, una pantalla que se le quedó en mi cuarto y que ahora yo perdí. los recuerdos tan sólo sirvieron para reforzar mi deseo de ver a ana sal, de conocerla, de llorar con ella, de abrazarla fuete antes de irme y recordarle, al oído, que ella siempre ha sido más fuerte que yo.

a falta de fotos, me tengo que imaginar a ana sal.

ana se sienta en una poltrona leyendo un libro sin interés, es la escena que más retumba en mi memoria puesto que me le dijo nuestro amigo caio, el amigo primero de ana y luego mío. pero ana no era ana cuando conoció a caio, aunque el nombre de ese modelo también empezaba con a.

ana sal se levanta de la silla porque tiene frío, y decide acostarse porque no hay más nada que hacer. no está cansada, aunque tal vez mi imaginación me falle en ese respecto-tal vez lavó toda su ropa a mano esa tarde puesto que su lavadora no sirve. ana sal se arropa hasta la cabeza con un edredón color amarillo que a ella parece gustarle pero que no se amolda a mi gusto. estoy seguro de que si viviéramos en un mundo real, dónde yo me arropo con ese mismo edredón un domingo en la tarde cuando me tiendo en su cama en una visita, me gustaría el color amarillo, las frutas que dibuja, las vulvas con dientes.

ana sal se levanta temprano para ir a una universidad que nunca he visto y que se me hace difícil imaginar. no me imagino la ropa que viste, aunque de seguro viste algo que yo conozco, como una cartera que le regalé una vez o alguna pieza de tela que perteneció a mi madre cuando tenía la edad de ana sal.

tampoco me imagino a ana sal dando clases de inglés, aunque ella me cuenta a veces de esto. me la imagino asignando recoger diferentes rocas como tarea, dibujando peras con ojos mientras sus estudiantes toman un examen, fotocopiando cuentos de nuestro amigo caio cuando nadie la ve.

el camino a la casa de ana sal está lleno de árboles que probablemente, por el invierno, están secos ahora. ana sal se caga en la madre del frío cada vez que tiene que salir a la calle, y eso estoy seguro de que sí pasa. ana sal tiene unas botas violeta que combina con una camisa verde, y me imagino que fue difícil escoger las violetas cuando las botas también estaban disponibles en rojo, verde, amarillo, naranja y un tono de rosa muy feo. el rosa probablemente fue el primer color que descartó.

lo que me puedo imaginar muy bien es que ana sal está sola. a veces pasa una nube gris en mi mundo y me percató que es una señal desde el mundo de ella, un río de lágrimas que se condensó en una nube y ahora llueve aquí. ana sal llora lágrimas saladas, por eso se llama así. a veces tan saladas son las lágrimas que le sale sólido por el lagrimal. curioso, pienso ahora, porque ana sal vive en una tierra que está rodeada de tierra, sin agua que le refleje el rostro o el cielo en un día bonito. y me gustaría poder llegar en un bote y remover todas las notas que se ha dejado en las paredes que le recuerdan su soledad, y esperarla es su cama escondido hasta que llegue. cuando entre, le daré un abrazo muy largo, hasta que se duerma, y luego le prepararé carne sazonada con su sal.

ana sal probablemente no sea ana por mucho tiempo. el agua vendré desde lejos y se la llevará con la marea, le quitará la sal, la dejará en la arena de una isla que ella conoce un poco mejor. su madre la encontrará en la orilla, se la llevará a su casa, y ana se quedará en su cama el tiempo que sea necesario. se levantará una noche y ya no será ana, y yo me tendré que empezar a imaginar a otra persona.

este texto sin mucho sentido es rico en interpretaciones si tomas las líneas una por una. cada letra, cada palabra, es una de las gotas de lluvia que están entrando por mi ventana y me mojan los pies.

cuánto me gustaría saber, no sólo imaginar, que tu también estás tirada en tu cama escribiendo un tu computadora mientras llueve afuera, ana sal.

foto tomada de www.dailylife.com

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