5.7.07

el parque escondido



decirle adiós al parque escondido es despedirme del primer día, con sus dos maletas. la sonrisa tímida que no escondía muy bien mi miedo. las lágrimas en el baño del avión. la primera noche a solas en una cama desnuda, sintiendo en mi piel lo pesado que eran todos mis deseos.

decirle adiós al parque escondido es lo mismo que decir adiós al principio de todo lo que quería.

decirle adiós al parque escondido es tratar de olvidar el primer día, lleno de alegría y expectativas. ebrio a eso de las tres de la tarde pensé que todo resultaría muy bien, y que todo esto era la consecuencia lógica de años de esfuerzo.

decirle adiós al parque escondido es lo mismo que no saber nada; estar desconectado de la realidad.

decirle adiós al parque escondido es recordar las noches sórdidas, los romances con sujetos efímeros, a los placeres de la soledad y a cultivar en mi gustos particulares por ciertos hombres, que conscientemente, sabía que no irían conmigo a ningún lugar.

la caminata era larga, el calor sofocante, el hielo frío. el vacío se expande y se queda con todo, y todos. las olas del lago me arrullan y me llevan hacia adentro, donde me ahogo con un líquido dulce que me llena los pulmones de muerte.

decirle adiós al parque escondido es saber que no me he ido, que nunca me iré, que estoy aquí para siempre amarrado a la silla a la que yo mismo me he pegado.

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