14.5.07

fiascotopia, desde cristóbal



ría ya recapituló la noche del viernes pasado desde su lente. ahora me toca a mi.

ría siempre me llama para hacer planes cuatro horas antes del magno evento. y siempre se molesta si le digo que no, porque tengo planes hace dos días. verán, la ría vive bajo el precepto de que es una gitana, y más, porque asume que los demás son gitanos también. sin embargo, esta vez me llamó con tres días de anticipación para asistir a un festival que prometía buenísimo. así que acepté la invitación, que tanto como invitación no era, si no más solicitud de albergue por esa noche.

ría me sorprendió llegando con una manada de alielígenas provenientes de la ciudad en donde el sur se dobla. esa gente está tan desesperada que a la primera que les digan vámanos ya están listos. viven con la mochila lista.

la comparsa se componía de una niuyorkina nueva, un brasileiro que resultó ser de floripa, un italiano que hablaba demasiado duro, una venezolana adorable y ría. luegon se nos unió un chileno que habla mucho, tanto que me dejó extenuado después de una corta conversación. será que llevaba horas con el italiano.

las naciones unidas necesitaban un restaurante bueno y barato, porque venían con hambre vieja. lo único que conozco como bueno y barato son mis antiguos amantes y el restaurante thai al que los llevaba, dónde el mismo mesero siempre me atendía y creía que era gigolo. afortunadamente, esta vez el restaurante estaba lleno y no vi al mesero. la cena fue larga, largísima, enmarcada por un atroz dolor de muelas por mi parte. el dolor de muelas no es una metáfora; me están saliendo los cordales y el dolor es malísimo. ordené un café thai que se convirtió en la novedad de mis comparsas, no tan educados en costumbres asiáticas. después de ir al baño y esperar a otros miembros desconocidos de las naciones unidas, me percaté que la cena, fragmentada por los diversos idiomas, sentidos del humor y calada por esperas que a su vez fueron intercaladas por otros cafés y cervezas, duró más de dos horas. nos perdimos el primer evento de la noche: el soirée dada. pero no nos perdimos de nada, porque si esta célebre cena no es clasificada de soirée dada, entonces no se qué pueda serlo. no me lean mal, la cena fue divertidísima. no estoy acostumbrado a grupos grandes o mucha acción, así que yo estaba listo para regresar a mi casa. sin embargo, la noche sólo comenzaba.

el próximo destino se vio bifurcado por las impertinentes sugerencias del chileno, que quería bailar house en una tienda por departamentos, rodeado de panties. el italiano quedó captivado por el concepto-tratar de bajar panties rodeado de panties. yo no gusto de bailar, y ría y la venezolana no estaban para esas. así que nos fuimos a lo que sería el primer destino de la noche-un concierto de guitarras-con la venezolana adorable, la niuyorkina, el brasileiro de floripa, que tenía frío por llevar sólo un suéter ligero. sin embargo, en la atestada fila de este evento, vino el italiano y se llevó al floripense y la chica de la gran urbe, sugiriendo que el concierto era una actividad familiar por la presencia de un sólo niño en la cola. de esta forma fue que la venezolana y los dos isleños sufrimos la primera desilusión de la noche: el evento había sido cancelado y sustituido por uno que no le daba liga.

el mengano estaba de camino, pero le gusta andar lento, lentito.

el segundo evento consistía de una mujer cuarentona cantando mitad en francés y rompiendo la canción para traducir. este fue el llamado cabaret francés. alguién pedó fuerte mientras veíamos el cabaret, así que nos fuimos. además, el mengano había llegado a las inmediaciones.

resultó que el mengano, el alemán para añadirlo a la comparsa multinacional, decidió regresar a sus raízes europeas y venir al festival en bicicleta, acompañado de uno de nuestros hijos cuadrúpedos. camina en cuatro patas, literalmente, partenece al género can.

ya los ánimos bajaban, y yo estaba un tanto molesto por la impertinencia del alemán. luego me perdí dirigiendo a la comparsa, ahora con vehículo y compañía canina, para ir a un teatro que fui hace menos de un mes. terminamos por decir: vamos a bebernos algo y vámonos de fiascotopia.

como la isleña y la venezolana sufren de frío, ellas optaron por tomarse su refrigerio aguarecidas en el establecimiento. yo me tomé lo que era mi décimo café del día afuera con el mengano/alemán, que con sus chistes bobos y su ojos tiernos me hicieron olvidarme de la bicicleta y el can. ese alemán me hace el día con cualquier bobada.

lo que sigue fue descrito por ría como un evento casi placentero, aunque i beg to disagree. estar en un bus atestado de gente que se queja y repite las mismas historias de como esto está mal todo el camino es mi definición de uno de los círculos del infierno.

al final llegamos, los isleños y la venezolana, a dormir sin decir más.

al otro día la venezolana y la isleña se fueron para perderse, y no me sorprende, puesto que esas dos están locas. por mi parte, yo recogí la casa y me fui al laboratorio. todo había vuelto a la normalidad.

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